Situada en el Corredor de Almansa, Alpera nos cuenta de entre los pliegues de su historia y tierras su tradicional actividad agrícola.

De paseo por sus calles cabe destacar la parroquia de Santa María enteramente barroca, la ermita de San Roque, del siglo XVIII, la Casa Grande, que perteneció a los Verasategui, señores del lugar o el Pozo de nieve que servía de almacenamiento de hielo en los siglos XVII y XVIII.

La Cueva de la Vieja, con más de un centenar de figuras de arte rupestre, es la más reconocida entre sus múltiples cuevas que nos hablan del origen más remoto de la localidad.

El conejo, la perdiz y la liebre son los protagonistas de la gastronomía que junto con los dulces y embutidos característicos, nos deleitan acompañados siempre de sus vinos de intenso color.