El casco histórico de Oviedo es una de los espacios urbanos que todavía conservan un carácter histórico difícil de encontrar en otras ciudades españolas. La ausencia de coches en sus calles peatonales hace que la esencia de viajar atrás en el tiempo sea prácticamente real.

Os abreviamos un recorrido por la mirada de Leopoldo Alas ‘’Clarín’’ y el Oviedo que él retrató en su famosa novela ‘’La Regenta’’.

Si nos encontramos en los alrededores de la catedral, comenzaremos por la Plaza Porlier, lugar donde podremos ver la escultura de un viajero carado de maletas descansando. Una vez abandonada la plaza, a nuestra derecha se alza el Palacio del Conde de Toreno, edificio que actualmente se dedica al estudio y divulgación de la etnografía, cultura y literatura asturiana.

Avanzando por nuestra ruta llegaremos a la Plaza de la Catedral donde podremos ver numerosos edificios emblemáticos como el Palacio de los Valdecárzana Heredia y donde se puede realizar un parón para dedicarle el tiempo que se merece.

Más tarde tomaremos la calle Cimadevilla para disfrutar de sus múltiples establecimientos comerciales, cafés y bazares. Desembocaremos en la Plaza Trascorrales para poder visitarla antes de volver sobre nuestros pasos por la calle Cimadevilla y visitar la Plaza del Ayuntamiento donde podemos disfrutar de joyas arquitectónicas que embellecen la ciudad como la Iglesia de San Isidoro Real. 

Abandonaremos la plaza para ir a visitar el maravilloso Mercado de El Fontán y su plaza colindante, la Plaza Daoiz y Velarde que se convierten en el mejor sitio de la ciudad para sentarse a descansar disfrutando de su gastronomía y visitar el resto o el mercado de las flores.

Una vez descansados y con algún bonito recuerdo de Oviedo es momento de volver a la Plaza del Ayuntamiento para tomar otra calle que nos encamina al final de nuestra ruta llegando a uno de los límites más ilustres de Oviedo: la Plaza del Regio, una plaza idónea para sentarse a charlar o para visitar en sus populares fiestas de San Mateo.