Lejos queda la imagen de la Praza Maior a rebosar, de hecho contrasta y de qué manera con lo que han sido las fiestas de Ourense este año. Las actuaciones en la plaza apenas tuvieron afluencia en comparación con las del año anterior.
Los vecinos además se quejan de que algunas actuaciones se prolongaron hasta altas horas de la madrugada, en días de entre semana, y con apenas una docena de espectadores.
Los asistentes echaron de menos más charangas y animosidad nocturna, tampoco les contentó la decisión de cortar la Calle Progreso para una actuación que no tenía prácticamente público.
No quedan aquí las turbulencias, los feriantes apunto estuvieron de marcharse de sus barracones por las rencillas con el Concello de Ourense. Además, los fuegos artificiales tampoco se iban a celebrar, pues habían sido cancelados por falta de seguridad en un principio.
Las críticas no se han hecho esperar y desde el PSOE ya tildan las fiestas de este año como un estrepitoso fracaso.
Por su parte, el nuevo alcalde Jácome, admitió que habían sido unas fiestas “tremendamente grises”, y además atribuyó la responsabilidad al anterior gobierno: “Nosotros no hemos tocado nada, porque no se podía cambiar, y la organización de las mismas fue responsabilidad del anterior grupo de gobierno del PP y de la concejala Belén Iglesias”.
Ante esta situación, Jácome sugiere explorar nuevas fórmulas para las fiestas de Ourense y uno de los modelos que atrae son las fiestas de fin de curso americanas.