Esta pequeña, tranquila y encantadora ciudad es la apodada como “La ciudad del Románico” debido a que es la ciudad europea que concentra el mayor número de iglesias y edificios mejor conservados de estilo románico de toda Europa. Además, es también conocida como “La bien cercada”, debido a que su casco histórico estaba rodeado por murallas, que a día de hoy todavía pueden verse, sumado a la defensa natural que le proporcionaba el Duero, el gran río de Castilla y de Portugal, el cual es un icono de referencia turística. En cuanto a su gastronomía, al igual que en el resto de Castilla y León, destaca su carne, y está muy arraigada la costumbre de salir de tapeo, sobre todo por la calle Herreros, considerada la zona de fiesta de la ciudad.
Visitar Zamora de forma calmada puede llevarte un día, y entre los monumentos más característicos que contiene la ciudad se encuentran su catedral, su puente de piedra y su castillo. Sus fiestas más destacables son la semana santa, que al contrario que en el sur de España, se caracteriza por su solemnidad, donde encontramos silencios abrumadores.